viernes, 25 de marzo de 2011

Esta Feria del Libro es de Fidel.

por Soyla Pena Mayor.
Caía el sol en el Castillo de La Cabaña, como caen en otoño las begonias o como caen los ministros una vez por mes en el Consejo de Estado, y cada centímetro cuadrado de la vetusta edificación era ocupado por miles y miles de habaneros sedientos de cultura y sedientos de guachipupa, en esta Feria del Libro revolucionaria, combativa, antimperialista y escasa de papel que acaba de inaugurarse.
La edición de la nueva Feria del Libro ha sido dedicada a Fredesbindo Pacheco, poeta de Caibarién, Las Villas, Premio Nacional de Literatura y alguien que, con sesenta años de trabajo, ya ha publicado un poemario y medio, es presidente del Centro Cultural de Apoyo al Gobierno (CECAGO) y colaborador de nuestra revista Bohemia, no precisamente como redactor sino con su colaboración en la vigilancia de nuestro personal y la información actualizada sobre sus amistades y preferencias.
En horas del mediodía Fredesbindo Pacheco presentó la vigésimo cuarta edición de su poemario “Odio al Imperialismo Yanqui y otras décimas de siete versos”, y firmó más de nueve ejemplares de una extensa tirada de cincuenta y cuatro. Los presentes, un grupo de estudiantes traídos de un tecnológico, la esposa de Fredesbindo y un noruego que andaba buscando una cafetería, aplaudieron efusivamente la lectura de las primeras dos páginas del libro en preparación “Cabilla en ristre”, en el cual su autor trabaja desde 1996.
Pero la oferta más esperada de todos llegó al atardecer, con la caída del sol y la caída de un turista italiano que corría tras una jovencita del tecnológico. Veinte rastras traían el más reciente libro de nuestro Comandante en Jefe, “Apocalipsis ahora, luego o más adelante”, con más de medio millón de ejemplares para vender a precio módico a los visitantes, y si alguien no lo quería comprar, pues se le daba de regalo y ya, que la cultura es el bien más preciado de nuestra revolución.
En la noche los periodistas acreditados fuimos trasladados a una recepción especial dedicada a Fredesbindo Pacheco, en la cual el poeta homenajeado tuvo que quedarse afuera por falta de espacio. Nuestro comandante agradeció a los extranjeros presentes y durante dos horas habló sobre genética, biotecnología y el impacto de los ciclones en la cosecha del café. A la pregunta posterior de un periodista español sobre la tesis de su libro acerca de la inminente guerra mundial, contestó con una hora y media de reflexiones sobre proctología y apicultura. Todos los presentes quedamos maravillados ante la sabiduría y claridad de nuestro máximo líder.
En los próximos días la Feria del Libro se extenderá hacia las provincias, llevando la lectura hasta lo más intrincado de la nación. Quince fotocopias del libro de Fredesbindo Pacheco, una para cada biblioteca provincial, cien ejemplares de ediciones de novelas extranjeras previamente revisadas por la Seguridad del Estado, ninguna de Vargas Llosa, y doce millones de ejemplares del libro de nuestro comandante en jefe, que si por casualidad superan en número a los habitantes de la isla, es por si a alguno se le pierde el que ya tenía, que tenga otro a la mano.
Esta Feria, como la calle, es de Fidel, a quien debemos la campaña de alfabetización de 1961 y una inagotable reserva de papel para reciclar en menesteres sanitarios.
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